Los diferentes avances tecnológicos siempre han estado presentes en el desarrollo de las sociedades, en la actualidad es el internet el que ha revolucionado al mundo en distintos ámbitos, el más representativo tiene que ver con la reorganización y circulación de mensajes a través de una red, así como la manera de guardar y compartir una gran cantidad de información. El Internet es una plataforma en la que se ofrecen diferentes productos y donde convergen miles de medios de comunicación, como la radio en línea, los periódicos y las revistas digitales.
El vuelco que la web ha dado a la historia de la información, es una realidad. Se ha convertido en más que una herramienta, se trata de un mundo virtual al que los cibernautas se sumergen y pasan a formar parte de una gran comunidad en la que aparentemente todos son iguales.
A través de Internet hay cientos de actividades que se pueden realizar: trámites, compras, llamadas, juegos, consultas médicas, escuchar música, estudiar, ver películas, compartir datos y un gran etcétera. Todo, economizando tiempo y muchas veces dinero. Pero ¿hasta dónde hemos llegado con el uso del Internet?, ¿Qué consecuencias trae a las personas y a la sociedad en general? Hasta ahora se ha hablado mucho sobre el tema, hay numerosos estudios que abordan los pros y contras de esta plataforma. Y es que el invento tecnológico más importante de nuestros días no pasa desapercibido, día con día más personas lo apropian y lo hacen parte su vida cotidiana.
Es un hecho que el internet es más que una carretera de información, cualquier tema puede ser explorado a través de la web, sin embargo, por irónico que parezca, tanta información muchas veces confunde. Al no haber control respecto a los mensajes que se publican, es muy fácil encontrarse con cosas erróneas, subjetivas y muy alejadas de la realidad. No todo lo que está circulando por la red sirve, de hecho hay quienes plantean que una pequeñísima parte de lo que nos encontramos funciona. Por eso tenemos que recurrir a la discriminación de información, y todos consciente e inconscientemente lo hacemos, ya tenemos nuestras páginas de cabecera, las favoritas, sin embargo, es muy fácil perderse mientras buscamos algo. El 99% de los cibernautas acaba entrando a páginas que nada tenían que ver con su objetivo y es que la red tiene de todo, circula información vinculada a las facetas del ser humano: trabajo, negocios, familia, pareja, salud, viajes, belleza, tecnología, etc., por lo que suele ser muy complicado enfocarse a un solo objetivo y bloquear asuntos que también son de nuestro interés, una vez que se navega por la web se puede naufragar en cualquier lugar.
Pero además de la información, no podemos perder de vista que el internet ofrece un plus, pues va más allá de la comunicación unidireccional. La red nos permite interactuar, y es precisamente esta cualidad, la que ha permitido su despunte y popularización. Son los chats, mensajeros instantáneos, videoconferencias, blogs, redes sociales (que merecen un texto aparte) libros de visita, grupos de noticias, listas de referencia y por supuesto el correo electrónico, las plataformas de interacción más populares. Con ellas, millones de personas rompen las barreras espaciales y la comunicación puede ser desde y para cualquier parte del mundo, las 24 horas del día.
Mencionaba que las redes sociales merecían un tratamiento aparte, sobre todo por el gran auge que tienen en esta época. Se trata de páginas en las que puedes hablar con tus conocidos y a la vez, contactar a los conocidos de tus conocidos… ¿queda claro? Las más famosas hoy en día son el Facebook y el Hi5, en ambos puedes colgar fotos y básicamente compartir información personal con cientos de miles de personas. Esto ha desatado gran polémica, esta manera de mostrar tu vida privada en un espacio tan público no es bien aceptado por algunos, pues se pierde la intimidad. En una sola página puedes colgar tu vida entera, pero ¿es culpa de las redes sociales?, me parece que no… en los últimos año se han estigmatizado en México, se habló de ser un arma para secuestradores, pero ¿no somos nosotros los que estamos frente a la computadora y decidimos que publicar?, ¿acaso alguien nos obliga a compartir nuestra información privada?, por supuesto que no, es parte de lo que llamo abrir la puerta de lo privado a lo público… es como la televisión, nos quejamos de que crea necesidades, de que nos impone estereotipos, de que nos vende ilusiones, pero la gran mayoría le abrimos la puerta no sólo de nuestros hogares, si no del espacio más privado que tenemos, que es nuestra recámara. Nuestro lugar es invadido por la gran caja reproductora de propaganda y publicidad, porque nosotros así lo queremos y así nos han enseñado.
Al hablar de interacción, por supuesto que no puedo dejar de lado las consecuencias negativas que esto trae. Se habla de que los internautas que pasan demasiado tiempo conectados y comunicándose de forma virtual, bajan su capacidad de relacionarse con el mundo real, se vuelven tímidos y el uso del lenguaje se ve atrofiado. Desde mi punto de vista esta idea no puede ser generalizada, ni aplicada a todas las personas que se conectan a diario, más bien tiene que ver en cómo se utilizan las herramientas, es decir, si el internet se usa como única forma de expresión por miedo o rechazo a la comunicación cara a cara, entonces si hay un problema. De lo que si estoy completamente segura es de que a través del internet muchas veces se tiene doble moral y se juega a mentir: se trata de crear personalidades ajenas a la nuestra y por un momento ser lo que soñamos, esto se da sobre todo en los chats donde casi todos cambian sus nombres, la edad, la profesión y todo aquello con lo que quizá, no se está conforme. Es un gran juego de mentiras, donde hay que esconderse a través de un teclado y una pantalla, para adoptar una identidad que oculta la nuestra.
¿Pero qué sucede cuando el conectarse y vivir una vida online, se convierte en una obsesión?, cuando se deja la vida real de lado y el estar conectado es una prioridad que se antepone a la familia, el trabajo y las actividades diarias ¿Se debe hablar de una adicción o de una necesidad? antes de seguir, me gustaría definir estas dos palabras que de entrada podrían sonar muy fuertes para referirnos al uso de internet... adicción, según el Diccionario de Real Academia Española, es el hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos y la obsesión trata de aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir… En el sentido estricto, ninguna de las dos definiciones cuadraría para lo que estamos tratando, sin embargo, hay gente que no puede controlar el uso de internet y pasa horas conectado, incluso evadiendo su realidad. Es como una droga de la que no puede escapar, una actividad a la que no se pueden resistir… así que yo tomaría un poco de las dos definiciones y me atrevería a afirmar que el uso desmedido, sí ocasiona una necesidad que algunas veces se asemeja a una adicción, incluso hay países en las que la cifra de personas adictas al internet es tal, que han abierto centros especializados. Tal es el caso de China, donde se abrió una clínica que ofrecía terapia psicológica, yoga y cursos de relajación a personas que no podían separarse de su computadora. Y por absurdo que parezca, durante más de 5 años la página ciberadictosanonimos.com, realizó terapias online. A través de psicólogos en línea, la gente podía explicar su caso y había retroalimentación, el encargado de la terapia interactuaba en tiempo real con el adicto a la web.
Pero no sólo hay efectos en la personalidad, el pasar horas navegando también trae consigo problemas físicos como dolor de espalda, obesidad por la falta de ejercicio, problemas de la vista y trastornos del sueño. Generalmente la gente que se obsesiona con el uso del internet, duerme poco o invierte su horario, es decir, duermen de día y por la noche se conectan. Es una forma de hacer todavía más personal la experiencia online, pues de noche no hay distractores, además hay mucha más intimidad y concentración.
Al inicio hablaba de las múltiples actividades que se pueden realizar en la red y por supuesto que al abordar el tema, no puedo dejar de lado el consumo de pornografía. Miles de personas tiene acceso a este tipo de materiales en todas sus versiones, textos, audios, videos, fotografías, etcétera… esta industria ha encontrado el nicho de oro para vender y distribuir sus productos, de hecho se ha buscado manera de frenarlo, pues miles de niños ya tienen acceso a internet desde muy temprana edad. Y lo peligroso no es que la vean sino que en muchos casos, los productores de pornografía infantil contactan a sus víctimas a través de internet, les prometen dinero, fama, comodidades y la mayoría de las veces los niños caen.
Por último, me gustaría referirme a una de las actividades más recurridas, esa que tiene que ver con derechos de autor y reproducción ilegal, sí, el download de música y películas. Hoy en día es facilísimo tener los últimos discos de nuestros artistas favoritos, basta con dar un click para descargarlo y poder compartirlo y distribuirlo sin ningún pudor, las pérdidas por este tipo de actos son multimillonarias y aunque hay que decir que no todos lo hacen, somos muchísimos los que si compartimos esa actividad, sin embargo, no siempre resulta fácil descargar archivos grandes como películas, pero como para todo siempre habrá solución, desde hace ya un tiempo verlas por internet es una opción, esto se logró gracias a las mejoras en la conexión… la banda ancha ha hecho milagros para mejorar la velocidad y la descarga de archivos.